Mi discapacidad no soy yo

Es cierto que convivo con mi lesión desde hace nada más y nada menos que 23 años (los que tengo) y que tenemos una convivencia bastante agradable, aportándonos cosas mutuamente. Sin embargo, ella y yo somos dos entes independientes. Ella es una situación. Yo soy un ser humano. Fácil de entender, ¿verdad?

Pues a veces parece que no.

Hoy quiero tratar un tema peliagudo, cuyo artículo compartimos hace unos días en nuestra página de Facebook, y es el de los “devotees” o devotos.

Los devotees son aquellas personas que sienten atracción hacia otras con discapacidad debido a esta. No, no estamos hablando de personas a las que no le importe tal situación ni que lo acepten y sepan quererte con tus ‘torpezas’. Hablamos de personas a las que le pone que vayamos en silla, nos falte un brazo o caminemos con una pierna.

“¿Qué más da? El caso es que le pones.” MEEC. Error. Yo NO le pongo (o no necesariamente), le pone mi silla. Que sí, que es bonita y yo cuando la miro también le siento aprecio… pero no acabo de entender cómo un amasijo de hierros es capaz de alzar la libido de alguien.

Motivos o razones por las que estas personas pueden sentir esta atracción habrá tantas como colores. No lo dudo. Hay personas que alegan sentir atracción hacia ello por la admiración que le tienen, por su carácter luchador. Y bueno, ya sin meterme en aquello de que no es que seamos ángeles si no que vivimos  con lo que nos ha tocado, digo yo… “¿Y entonces por qué no te atrae también una persona luchadora pero por una situación distinta?”. Lógica not found.

Por otra parte están aquellas personas que razonan diciendo “Así como a uno le gustan las delgadas o las gordas, a mí me gustan las cojas”. Pues muy bien, me parece igual de mal. Una cosa es que tengas ciertas preferencias y otra, muy distinta, es que no puedas contemplar otra posibilidad. En este último caso hablaríamos de filias, o en ocasiones, parafilias.

Sin embargo, (ironía on) las que más me gustan (ironía off), son aquellas que alegan sentir placer ante la idea o la posibilidad de que esa persona dependa de ellos. Vamos, que les mola el control derivado de una dependencia física. Les mola que les necesites, o sentir que les necesitas. Esta razón me parece seriamente patológica y toda aquella persona que tenga la suerte de toparse con alguien de estos, no puede más que aspirar a una relación tóxica.

No estoy diciendo (más que nada porque no lo pienso, es más, sé que no es así) que una persona con diversidad funcional no pueda ser objeto de deseo, no pueda ser atractiva o no pueda despertar la fiera que otra lleva dentro. En absoluto.

Precisamente lo que defiendo es que no somos nuestra discapacidad, y que seguro que tenemos muchas (o al menos, algunas) cualidades por las que atraer a esa persona más allá de una situación con la que convivimos sin que lo hayamos decidido.

Para acabar, quiero dejar claro que esto es solo mi opinión personal, no profesional, y que claro está que si ambos están de acuerdo en ser pareja (o mantener relaciones) basadas en esta razón u otras similares, es totalmente lícito. Lícito, pero tóxico si hablamos de mantener una relación –mínimamente estable-.

Y tú, ¿qué opinas? ¿Te consideras una persona devotee o te has cruzado con alguna? Yo sí, y aunque en principio casi me convenzo que para un algo esporádico era factible, pronto comprendí que sentirme atractiva de esa forma no me hacía sentir bien.



Autor: Beatriz

Silla Sutra para todos

 

Ilustración del SillaSutra

 

Sois muchos/as los que nos habéis preguntado, e invitado a que hiciésemos un post sobre posturas y formas de dar/recibir placer cuando tienes diversidad funcional, limitaciones esporádicas de movilidad, problemas emocionales o de salud. Y para esos días en los que solo te apetece hacer la ‘estrellita de mar’ porque estás más cansado/a que un burro, también vale.

Podemos disfrutar de la sexualidad y sensualidad igual que lo haría cualquier otra persona que no tenga diversidad funcional. Porqué ¡sorpresa! No somos asexuados como mucha gente se cree, y por eso en este post y con estas imágenes que os proponemos queremos compartir opciones y circunstancias en las que cada uno puede hacer desde su silla de ruedas, por ejemplo. O en una mesa, un sillón, en la cama y hasta en el suelo. Eso ya a gusto del consumidor. De lo que se trata es de disfrutar, pasarlo bien y poder tener una sexualidad activa con tu pareja. O con quien tú quieras.

No sólo es importante la postura física, también lo es la mental. Las emociones y la creatividad juegan un gran papel al igual que en cualquier tipo de relación. Apreciar el placer en una mirada, un beso, un olor y hasta viendo disfrutar a tu pareja. El SillaSutra no sólo nos ilustra de las posiciones físicas que podemos crear con nuestra pareja, también nos ayuda a romper con el mito de pene-vagina, salto del tigre en la cama y botes/gritos a lo ‘porno star’. Podemos ver que una sexualidad plena también puede ser solo tocando, viendo o disfrutando del momento sin tener que llegar al coito. Porque cuando tenemos una limitación física o alguna disfunción genital hay muchos medios y herramientas en las cuales nos podemos apoyar. Solo tenemos que echar a volar nuestra imaginación.

Pero sobre todo, lo más importante es la comunicación con tu pareja, nunca podemos tener miedo a explicar cuáles son las necesidades que tenemos. Porque es fundamental para poder disfrutar los dos (pide por esa boquita, y se te dará). Ya sea pedirle que te ayude a darte la vuelta en la cama, o a abrocharte el sujetador. (Si a algunos les cuesta desabrocharlo, imaginaos al revés). Pero de todo hay que sacar la parte positiva y es que risas no os van a faltar.



Autor: Ester

Mujeres con discapacidad

A una la eligen vicepresidenta en Argentina, a otra no la

querían dejar pasar en un bar.

 

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La discapacidad es un tema del que se habla poco desde mi punto de vista. Existen demasiados prejuicios y tabúes al respecto, lo que propicia las barreras que hoy día todas las personas con alguna discapacidad intentamos traspasar. Lo peor de una discapacidad, al menos de una tan evidente como la mía, es que las personas la ven antes que a mi misma como persona. Suelen etiquetarnos y creerse sus propias suposiciones respecto a lo que somos, qué podemos hacer y qué no. No lamento decirles que la mayoría de sus suposiciones son erradas.

Las Personas con discapacidad -Sí, personas primero, no ‘discapacitados’, ‘inválidos’ o ‘minusvalidos’  – solemos ser capaces de hacer casi todas las cosas que una persona convencional o sin alguna discapacidad puede hacer; todo está en que a nosotros nos cuesta un poco o mucho más, pero ello no significa que sea imposible. Cada persona tiene retos personales con los cuales lidiar, solo que no suelen ser tan notorios como una discapacidad.

Hace unas semanas quise salir por primera vez a una disco a celebrar con unos amigos, soy mayor de edad y asumí que podía hacerlo. Mi sorpresa fue que al llegar al lugar, dos de los hombres de seguridad me negaban la entrada, alegando que «según la ley, personas como yo no podían entrar a esos lugares». Según la ley, yo podría demandarlos por discriminación (Art. 9, ley para las Personas con Discapacidad: ninguna persona podrá ser objeto de trato discriminatorio por objeto de discapacidad (…)).                   Después de una pequeña discusión que sostuvimos con ellos una de mis amigas y yo, me dejaron pasar,  no sin antes advertirme que ‘entraba bajo mi responsabilidad’ y que ‘ellos no de harían responsables si me llegaba a golpear o caer de la silla dentro del lugar’; sólo respiré profundo, se supone que si estaba ahí en ese momento, es porque podía hacerlo.

Paralelamente, me entero que la vicepresidente del nuevo gobierno argentino es una mujer con discapacidad (usuaria de silla de ruedas hace 21 años) llamada Gabriela Michetti. Además, según sé, ella es la segunda persona con discapacidad en ocupar la vicepresidencia de una nación en Sudamérica , el primero fue Lenin Moreno en Ecuador.

Las personas con discapacidad intentamos hacer todo lo que está a nuestro alcance para llevar una vida tan normal como la de cualquier otra persona, y en casos como los que mencioné anteriormente, queda demostrado que la discapacidad NO es una limitación para llevar una vida plena y hasta ocupar cargos de envergadura. Ya había leído que no sólo poder caminar define la felicidad. Lo que la gente ignora al respecto y los prejuicios que tenemos son los que llenan de barreras esta sociedad en la que vivimos. Es increíble el gran cambio que puede lograr una pequeña acción de parte de cada uno de nosotros, no sólo en este ámbito, sino en todos. Desde construir espacios accesibles, respetar estacionamientos señalados, hasta comprender que la mayoría de las veces la discapacidad es una CONDICIÓN ADQUIRIDA, NO UNA ENFERMEDAD, pueden generar un gran impacto.

Dejemos de lado el temor a preguntar o investigar. Sólo el conocimiento despejará nuestras dudas, disolverá nuestros prejuicios y promoverá la inclusión que todas las personas con discapacidad anhelamos y merecemos.



Autor: Yessica Piña, desde Venezuela

Este post está escrito por un colaborador puntual de Girls On Wheels, si quieres colaborar mándanos un email a: girlsonwheelsblog@gmail.com

 

Tópicos sobre hombres y mujeres 

                                       

Los seres humanos somos diferentes, únicos. Por eso tratar de explicar nuestro comportamiento a través de generalizaciones y tópicos, no deja de ser la mayor tontería del mundo. Los estereotipos y clichés sobre hombres y mujeres que a lo largo de los años hemos ido pasando de cerebro a cerebro son los que deberíamos erradicar ya de una vez. A veces nos pueden llegar a hacer gracia, pero podemos hacer daño a otra persona con ellos. Y se trata de que tenemos que evolucionar en «ideas prehistóricas» ya que disponemos de más medios que antes para ello.

Todos los hombres son iguales.

Esta es una frase que decimos mucho las mujeres cuando nos llevamos una decepción amorosa. Y puede ser que tengamos parte de razón. Pero lo mismo pasa al revés, y lo mismo pensarán los hombres de nosotras. Lo único verdadero que hay es que cada persona es un mundo, y diferente a otra. Ya sea mujer, hombre o bicho bola.

Las mujeres son más sensibles e histéricas. 

Quizás sea cierto que somos más viscerales y que a veces tenemos reacciones exageradas. Pero ni todas lo hacemos, ni lo hacemos siempre. Además, ni que solo fuéramos nosotras, ¿o acaso no existen hombres que son auténticos ‘Drama Queen’? Por otro lado, cuando una mujer parece ser fría, los hombres tienden a calificarla como ‘zorra’. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Os gusta el drama o la frialdad?

Todos los hombres son infieles.

Ni todos los hombres son infieles, ni todas las mujeres son fieles. Hay de todo en ambos sexos. Eso sí, acudir a la excusa de que el ser humano es infiel por naturaleza es una de las cosas más zopencas a las que se puede recurrir para justificarse.

Todas las mujeres conducen mal. 

Sobre este tema incluso hay refranes de macho ibérico ‘españó’. ¿Quién no ha oído en alguna ocasión de boca de algún espécimen eso de “Mujer al volante, peligro constante”? Cuando la realidad es bien distinta, ya que de sobra es sabido que las mujeres tienen menos accidentes de tráfico que los hombres.

A todos los hombres les gusta el porno.

Bueno, esto diría que es verdad al 99%. Pero siempre está la excepción que confirma la regla. Pero la verdad que eso que tu pareja hace tan bien o tan mal en la cama, lo aprendió en «RedTube».

A las mujeres no les gusta el sexo. 

Esta es la mejor, y la que inventó un cardo borriquero que no se comía ni un colín…

Por eso deberíamos dejarnos de tantos prejuicios. Ya vengan dados por la procedencia, el sexo, la forma de vestir, la educación, o el color de pelo, y molestarnos en conocer realmente a las personas. Porque sí, es cierto que puede que te encuentres con una persona que te decepcione, pero lo más probable es que conozcas a muchas más que te sorprendan positivamente. Por lo que sé tú mismo, y déjate llevar más por tus instintos, porque todos somos diferentes, y no hay tópico que nos explique ni nos defina.




Autor: Ester 

En sueños

En sueños se me ha iluminado la cara al mirarte por primera vez a los ojos. En sueños he soñado con tu aroma en mi salón.
En sueños te he reído, te he mimado, te he sentido. He recorrido cada centímetro de tu piel con mis dedos, y me he perdido sin querer encontrarme, sin querer despertarme.
En sueños hemos sido algo más que dos jóvenes mirando el atardecer.
En sueños he creído que esto era de verdad.
En sueños esto dejaba de ser un sueño para convertirse en una realidad.

Se me ha iluminado la cara al mirarte por primera vez a los ojos. He soñado con tu aroma en mi salón.
Te he reído, te he mimado, te he sentido. He recorrido cada centímetro de tu piel con mis dedos, y me he perdido sin querer encontrarme, sin querer despertarme.
En ocasiones hemos sido algo más que dos jóvenes mirando el atardecer.
Sonrío al pensar que ha sido de verdad.
Por fin esto deja de ser un sueño para convertirse en una realidad.



Autor: Anónimo

Sólo son cinco minutitos

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La imagen muestra un Audi aparcado en una plaza reservada.

-Beatriz, ¿te has comprado un Audi y nos lo quieres enseñar?

-No.

Esta fotografía la tomé hace varias semanas frente a la puerta de mi casa. Eran las 21.30h y llegábamos yo, mi madre y mi asistente personal de dar un tranquilo paseo (la tranquilidad duró poco). Como cada día mi madre se dirigió a la plaza de minusválidos personas con diversidad funcional (holi señores/as de los ayuntamientos, a ver si actualizamos las señales) y… TACHÁN! Un bonito Audi perfectamente aparcado dentro de la plaza reservada.

Por suerte no estaba lloviendo y había un aparcamiento largo disponible una calle más arriba del portal de mi casa así que, tras comprobar desde dentro del coche que no había nadie al volante al que poder increpar y mandar a tomar viento con su audi pedir amablemente que retirara su coche, nos dirigimos a aparcar allí.

Puede que debido a mi corta edad (y a lo tonta que soy para según qué) sigo teniendo esperanza en el ser humano, así que con toda la ingenuidad del mundo, una vez sentada en mi silla, me acerqué al parabrisas del coche a comprobar si tiene la tarjeta azul para personas con movilidad reducida, pero ¿qué probabilidad había que en un pueblo de 10.000 habitantes de repente hubiera querido aparcar en frente de mi casa alguien en silla? Baja. Y efectivamente, por más que busqué allí no había tarjeta azul por ninguna parte («Respira, Beatriz, respira.» me dije).

Entonces mi madre, que es tan “maja” -y rebelde- como yo, tomó el control (mientras yo hacía ejercicios de respiración y me acordaba del listo de Jacobson) y se dispuso a tocar TODAS las puertas del vecindario, a fin de encontrar al malhechor/a dueño del Audi para ponerle la cara roja de vergüenza y pedirle por favor que retirara su coche (aunque lo del por favor tendemos a omitirlo si la persona no ha tenido respeto hacia nosotras anteriormente).

Finalmente decidí subirme a casa, pues hacía frío, y mi madre continuó su hazaña detectivesca hasta que encontró a los dueños (eran una pareja, sí).

Resulta que habían venido a visitar unos familiares y no se habían dado cuenta de que eso era una plaza reservada. Atención, no habían visto un cuadrado enorme pintado de amarillo chillón ni la señal de aparcamiento reservado que hay enfrente. Por favor, esta gente no puede conducir, que les falla la vista.

Lo peor es que esto no es ni mucho menos la primera vez que me ocurre. La respuesta que me dan más a menudo es “Sólo son cinco minutitos”.

¿SÓLO cinco minutitos? Tus cinco minutitos harán que yo tenga que ponerme a dar vueltas por las calles hasta que decidas que es un buen momento para quitar tu coche de donde nunca tuvo que estar, y llegaré tarde. Tus cinco minutitos harán que yo tenga que mojarme enterita para llegar a mi destino porque, la cabeza no te da pa’ más supongo que no lo habías pensado, pero aguantar un paraguas y manejar una silla (o muletas, en el caso de otras personas) no es tarea fácil, si no más bien imposible. Tus cinco minutitos son inexcusables.

Si todo el mundo pensara que por cinco minutos uno puede quitar el derecho a aparcar allí donde otra gente sí necesita, esas plazas estarían siempre ocupadas.

Las plazas reservadas para personas con diversidad funcional no son un lujo para nosotros. No son más grandes porque tengamos mucho morro. Nosotros necesitamos más espacio para sacar la silla por el lateral, o para abrir una rampa por la parte trasera, y no podemos salir del coche si no tenemos espacio para hacerlo. Estamos seguros de que tu Audi sí que cabe en cualquier aparcamiento y puedes salir de él cuando quieras. No nos toquéis la moral, y si alguna vez aparcáis mal y os pillamos, disculparos sin más. No nos contéis excusas.

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Cartel que pone «Si te quedas mi aparcamiento, quédate mi discapacidad. No aumentes mis barreras».

Y vosotros, ¿os habéis encontrado con una situación similar? ¿Cómo habéis reaccionado? ¡Cuéntanoslo!



Autor: Beatriz